La corrupción deja un saldo de 1000 detenidos en un solo lustro. Un total de 943 personas han sido detenidas en las 232 operaciones contra la corrupción efectuadas en los últimos cinco años en España, según cifras hechas públicas el miércoles por la Policía Nacional con motivo del Día Internacional contra la Corrupción.
Es curioso como tendemos de forma constante a valorar en cifra todo lo que nos rodea, y más cuando en ocasiones no es importante cuantas veces sucede sino el caso concreto en que se realiza.
Palabras como cohecho, malversación, prevaricación, tráfico de influencia, blanqueo o falsedades, están a la orden del día los 365 días del año, y lo que más llama la atención es que no nos sorprendemos, ni alteramos cuando ello sucede. Parece que en vez de vacunarnos sobre la gripe A nos hemos vacunado ante la corrupción.
La corrupción no es solo una característica política es el presente de lo que nos rodea incluso a nosotros mismos; la corrupción atenta contra la dignidad de una persona, un grupo o una nación. Corrupción va asociado a mentira, abusos, violencia, va contra los valores, o la simple manipulación de la persona. No es algo que quede reducido al ámbito económico, social o político, y la pregunta es como podemos preveer una situación corrupta o no implicarnos en ella.
Asentar valores frente a la corrupción. Valores como integridad, trasparencia, responsabilidad, respeto se convierte en tarea prácticamente imposible cuando todo a tu alrededor esta “tocado”.
He visto de cerca como un predecesor entra en la cárcel y el trabajo que supone para su legado defender determinados valores dentro de su propio equipo de gobierno.
¿Cómo transmitir que uno no va unido a otro como en una cadena? El eslabón perdido no implica que no exista la posibilidad de una buena continuidad.
En otras ocasiones hemos hablado de romper hábitos para modificar resultados, es casi retórico dentro del ámbito del crecimiento personal hablar de las áreas de mejora de uno, sin embargo es bueno reestablecer los motivos por los cuales estamos en un lugar privilegiado dentro del poder.
Asumir el paso de la privacidad o de una discreta vida pública hacia un mundo dónde todo reluce antes nuestros ojos conlleva en ocasiones grandes espectáculos, donde aparecen y se manifiestan muchos de los complejos e inseguridades del personaje público. Es fácil deslumbrase ante el poder, sea de la condición que sea.
Y es entonces, cuando es importante poner en alza los valores más individuales de la persona.
Estamos habituados a conocer, leer y manifestarlos en una empresa, organización o grupo de trabajo, sin embargo cuando preguntamos de una forma individualizada, pensada y madurada muchas veces el silencio acompaña a la respuesta de la persona.
Conocemos cuales son los valores con los que nos identificamos sin embargo muchas veces no pensamos los valores que nos identifican.
Un ejemplo, no es lo mismo ser horado que ser honesto. Uno va orientado a los demás y otro a uno mismo.
Entonces…¿Tienes identificados tus valores?
Este es el primer paso para hacer frente ante la corrupción…