Cada decisión en política marca el siguiente paso, y la que ha tomado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pretende marcar un antes y un después en la democracia, no solo de España, sino que, visto lo visto, también aspira a marcar el rumbo de las democracias mundiales.
Pedro Sánchez ha finalizado su comunicado diciendo “Mostremos al mundo cómo se defiende la democracia” y cabe preguntarse si el mundo está preparado para el liderazgo al que aspira Sánchez; y lo más importante, si quiere esa dirigencia. Porque no son baladí, cada una de las palabras que ha compartido, ya que desde el inicio pone el foco en lo personal para terminar poniéndolo en lo político.
Lidiar con la realidad política conlleva decisiones no preestablecidas y lo vivido estos últimos cinco días pone de manifiesto las palabras del físico Werner Heisenberg “No se pueden predecir los acontecimientos futuros con exactitud”, y eso quiere decir, que ninguna persona, incluido Pedro Sánchez, sabe, ni puede controlar lo que sucederá. Y lo que ha sucedido es una gran farsa de la reflexión, donde todo un país ha estado durante cinco días engañado, pensando que era un tema personal cuando ha quedado de manifiesto que tiene un matiz mayoritariamente político.
No cabe duda de que cuando uno critica aquello que ha cultivado con mimo y a fuego lento, como es la crispación en todas direcciones, es porque literalmente se le ha ido de las manos.
Este fango en el que estamos metidos los españoles, y sin querer, viene de largo y no precisamente de la derecha. Cabe recordar que el asalto a los cielos de Pablo Iglesias rompió todos los cimientos diálogo que asentaron los creadores de nuestra constitución y que la llamada polarización, muy atrayente para algunos por aquello de abrir el marco político, y la opinión de la ciudadanía; se ha vuelto en contra de los valores de respeto y del diálogo político. Es una evidencia que la diversidad ideológica ha traído escenarios más erráticos ante la necesidad de coger espacio y ser escuchados.
Muchas veces se ha hablado de marcos, contextos y mensajes políticos y no hay que olvidar que cada marco tiene una pretensión, cada contexto, una estrategia y cada mensaje un fin.
ATENCIÓN ante el mensaje “Si permitimos que se vuelva a relegar el papel de la mujer al ámbito doméstico teniendo que sacrificar su carrera profesional en beneficio de la de su marido” porque, la intencionalidad de Sánchez es clara, pone el marco trasladando un paso atrás en la democracia, pone el contexto a que solo el Partido Socialista es capaz de revertir esta situación y pone el mensaje ensalzando el problema al que está sometida su mujer.
CUIDADO ante el mensaje “Si consentimos que los bulos deliberados dirigen o dirijan el debate político…. Habremos hecho un daño irreparable a nuestra democracia” de nuevo Sánchez pone la intencionalidad en que necesitamos un mayor control, pone el marco en que la democracia no debe romperse y pone el mensaje en quien lo consienta será responsable.
RELEVANTE ante el mensaje “Apelo…a la conciencia colectiva de la sociedad española” donde vuelve a llevar la intencionalidad a que es una cuestión de todos, no de él, ni de su gobierno, ni del Partido Socialista, pone el marco en lo bien que como españoles hemos hecho las cosas cuando hemos tenido diferentes retos, convirtiéndonos en referentes internacionales y de democracia, y con un mensaje que busca la movilización para no volver a los “desafíos democráticos” de la historia de España.
Y ante todas estas afirmaciones parece que no importa si lo que ha dicho es verdad o no, aquí lo relevante es quién le cree y quien no, para que pueda seguir con su objetivo de ponerse como líder europeo y “Mostrar al mundo cómo se defiende la democracia” Sin duda alguna, Sánchez busca asentar su espacio internacional, donde los cambios que están por venir no se asocien a dimisión y a debilidad y donde su partido disponga del mejor escenario para su objetivo.
Esperemos que el mayor peligro para nuestra democracia no se llame Pedro Sánchez, al traernos un escenario político de confrontación, de ellos y nosotros, de buenos y malos. Esto no va de derechas, ni de extrema derecha, que quieren romper la democracia, ese marco no está, no existe, aunque se pretenda; y si se cruza esa línea y se divide España, no solo el personaje devorará a la persona, sino que la semilla cultivada por Sánchez si romperá España.
Atención y cuidado, porque esto no puede convertirse en Los juegos del hambre donde solo uno sobrevive, necesitamos más bien un Juego de Tronos donde la contraposición de puntos de vista de los múltiples protagonistas de nuestro contexto político, nos ayuden a dar un giro a la política española y nos sirva de revulsivo para mejorar nuestra clase política.
Foto de AFP para ABC