Del “todo estaba controlado” al “me avisaron por WhatsApp”

¿Dónde estaba la CHJ? Spoiler: no informando

Valencia, 14 de abril de 2025. Tuvieron que pasar 180 días, una tormenta mediática, varias ruedas de prensa y finalmente, una declaración judicial, para que la delegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana decidiera confesar lo que ya era un secreto a voces: que se enteró del drama del barranco del Poyo por una alcaldesa y no por la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), como había sostenido en anteriores comparecencias.

La frase, pronunciada sin despeinarse, sonó en la sala como una gota que por fin cae tras meses de sequía informativa: “Sí, me lo dijo una alcaldesa”. Así, sin adornos, sin filtros, sin necesidad de que la jueza le presionara. La verdad, como el buen vino, necesitó su tiempo de fermentación.

Curiosamente, durante medio año, la versión oficial parecía escrita por Kafka: informes que no llegaban, avisos que se evaporaban como el agua que nunca midió la CHJ, y una delegada que aseguraba estar perfectamente informada… hasta que ya no lo estaba.

¿Qué ha cambiado? ¿Una epifanía institucional? ¿Un impulso de sinceridad repentina al pisar un juzgado? ¿O, tal vez, simplemente se acabó el margen para seguir improvisando?

Sin duda alguna, lo que queda en evidencia, según lo populares es una “descomunal chapuza” de gestión y comunicación. Y no es para menos. Porque lo que se esconde detrás de esta confesión tardía no es solo un fallo en la cadena de información, sino una forma de hacer política basada en el “yo no fui”, el “nadie me avisó” y, ahora, el “bueno, sí, pero fue tarde”.

Cuando el relato político se construye a base de intereses y medias verdades, no solo se hiere la confianza pública, se alimenta el odio, se profundiza el dolor de las familias afectadas y se arrastra a toda la clase política —sin excepción— al descrédito. La ciudadanía asiste, una vez más, al espectáculo de la impunidad, mientras lo verdaderamente importante, el interés general de todos los españoles, queda sepultado bajo el ruido de estrategias, excusas y silencios.

CHJ sin cobertura, la delegada sin memoria y los vecinos… sin respuestas

Mientras tanto, la CHJ, convertida en el nuevo personaje invisible de la historia, permanece en silencio. Ni confirman ni desmienten, tal vez esperando a que también pase su turno ante la justicia o a que alguien les avise —esta vez sí— de que están siendo señalados.

Y, eso sí, al menos ya tenemos algo claro: si alguna vez ocurre otro drama natural, conviene tener el teléfono de una alcaldesa a mano. Porque, por lo visto, son ellas las verdaderas fuentes de información de este país.

Foto: David González ARABA PRESS

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