“Leopoldo Abadía es un chaval de 75 años, 12 hijos y 35 nietos, ex profesor del IESE y presidente del Grupo Sonnenfeld, que asegura no saber nada de economía pero que ha puesto en claro la mejor explicación en castellano sobre la crisis subprime.A partir de ahí, para su sorpresa, miles de personas de todo el mundo consultan diariamente su blog. Desde su atalaya de San Quirico, aporta una voz independiente sobre la complicada realidad económica y social actual. Sin más pretensiones”
Esta es la presentación que puede verse en su blog, http://leopoldoabadia.blogspot.com que desde aquí invito a visitar. Lo que más me llamó la atención para seguir leyendo fue su presentación “Leopoldo Abadía es un chaval de 75 años….”
Uno de tantos comentarios que pueden verse en su página corresponde a:
«Me gusta leerle por dos cosas:
Primero y fundamental: Su sencillez
Segundo: Transmite un renovado estimulo de disfrutar de las pequeñas cosas que importan en la vida, lo cual resulta un oasis entre tanto tremendismo.
Gracias»
Alguien que se describe como un “Chaval” y le acompaña toda la experiencia de la propia vida es una oportunidad de conocimiento sin duda.
Es por ello que me lleva a flexionar en todas aquellas personas que dejaron de ser “jóvenes” sin perder el espíritu de “chaval” y que aportan la sabiduria de los años en Política. En ocasiones encontramos motivos para desechar lo viejo por lo más innovador y obviamos la esencia de la retroalimentación en ambas direcciones.
Te propongo una acción, pregúntales a las personas que conoces que tienen éxito, que han prosperado y han conseguido sus objetivos, ¿Cómo lo lograron? Y descubrirás que no lo hicieron solos.
El fin de esta reflexión es que crees alianzas profundas y duraderas y no te conformes con contactos superficiales. Como escuche un día a Anthony Robbins “Rodeate, aprende y copia a los mejores, terminarás siendo uno de ellos”.
Es cierto que nos podemos encontrar con la tesitura de elegir la confianza que una persona nos genera o por aquel que desarrolla de una forma excelente aquello que nos es necesario. Elegir correctamente es garantía de éxito y no siempre es sencillo.
Es evidente que cuando nos encontramos en un buen ambiente de trabajo el resultado de lo que obtenemos adquiere mayores dimensiones. Y todos buscamos en el fondo ser aceptados y gustar.
A veces es complejo visualizar los puntos fuertes de compañeros donde no tenemos esa “conexión” y nos es más fácil resaltar aquellas que no nos gusta. Piensa por un momento, nadie se levanta cada mañana con el objetivo firme de hacerte la vida imposible, y todos los que te rodean siempre tienen algo que te pueda aportar, enriquecer.
Buscarlo es tu objetivo, y encontrarlo tu premio, pues la relación desde ese momento, cambia de enfoque.
El señor Leopoldo Abadía vive su vida…..con la frescura de aprovechar cada minuto desde la excelencia.
Un gran ejemplo…y me alegro de haberlo descubierto….
No te olvides…cuídate
Me han gustado tus reflexiones. Enhorabuena por el blog.
Gracias Carlos, detalles como el tuyo hacen que una siga con la motivación de seguir compartiendo.
Begoña