Sonia Castedo @scastedoramos lo dice claro «He sido y soy políticamente incorrecta y no voy a dejar de serlo porque no puedo cambiar, ni quiero. Yo soy así«.
Quien conoce a Sonia Castedo sabe que siempre deja un titular. Frases así son las que dan lugar a afirmaciones como la de Jaime González en Un tiempo nuevo «Es usted más chula que un ocho»
La entrevista a Sonia Castedo ex-alcaldesa de Alicante fue todo un mar de intenciones. Intenciones por parte de todos. En primer lugar, del propio programa Un Tiempo Nuevo donde su Directora Sandra Fernandez @sfernandezh tiene el reto cada sábado de alcanzar los niveles de audiencia para seguir una semana más. Lo que podría ser un programa de interés general dentro del marco social y político traspasa la línea de show y deja muy lejos la profesionalidad periodística. Claro, todo con el respeto y bajo una opinión muy personal, la mía, que no tendrá mayor incidencia para cambiar lo servido por lo esperado. No nos olvidemos que esto es televisión, si el primer paso lo marcan las audiencias, la segunda intención, la de los propios entrevistadores Ana Terradillos @anaterradillos Jaime Gonzalez y la presentadora Sandra Barneda @SandraBarnedaa van condicionados por la primera.
Con toda la información actual del caso, con todas las grabaciones, con toda la documentación existente ¿cómo puede haber tan poca profesionalidad para afrontar esta entrevista? Entiendo desde fuera, que el tema a nivel nacional no tiene más repercusión que un caso más de corrupción de nuestro marco político. La puesta en escena (me recuerda a mi paso por El gran debate donde se me pidió defender a los asesores políticos y realmente mi papel era ir directamente al matadero #dbtenchufados), el cuando (en cuanto a franja horaria), el lugar (ubicación plató), la forma (más que una entrevista fue un conato de juicio) y el fondo (falta de conocimiento sobre la entrevistada) de la realización de la propia entrevista, marcó desde el inicio las intenciones de la misma. Sin embargo, aquellos que estamos viviendo y seguimos día a día este caso, anoche esperábamos mucho más, sobre todo, más profesionalidad.
Cualquier comentarista preparado, no quiero imaginar a cualquier periodista de Alicante afrontando esta entrevista, habría centrado la misma en los motivos de su imputación y no hubiera pasado por encima, lo realmente importante. Su ejercicio político. Se habló más de Enrique Ortiz y de la forma de dimisión de la propia entrevistada, que de los hechos acontecidos y las razones de su acusación.
El primer quiebro lo comete Ana Terradillos con su pregunta ¿No hay nadie para gobernar Alicante que no sea sospechoso de corrupción? «buena intención» con mala información, confundiendo a Andrés Llorens Concejal de Fiestas, con Miguel Valor Concejal de Cultura y futuro Alcalde de Alicante.
La política tiene sus tiempos y será el próximo día 15 de enero cuando Miguel Valor tome posesión de su cargo después de que cuatro concejales, el propio Andrés Llorens, Marta García-Romeu, Juan Seva Martínez estos tres últimos imputados y Sonia Alegría renuncien por escrito a ser alcaldes. Mientras, desde el pasado día 5 hasta el próximo día 15, la presidencia de la alcaldía por puro formalismo la adquirirá Llorens. Y este detalle de confundir a un imputado por su sucesor, a un «animal político» como Sonia Castedo no se le pasa por alto.
En este instante la entrevista toma un giro inesperado para los propios entrevistadores que, sin ser conscientes, van a descubrir a una Sonia Castedo muy diferente a los primeros diez minutos de entrevista, donde su lenguaje no verbal tenso, rígido y rozando un matiz interpretado como victimismo, pasa con prudencia a la seguridad que le caracteriza y que sin conocerla muchas veces es interpretado como soberbia. Surge su confianza y desaparecen los nervios iniciales y con todo ello, esboza su primera sonrisa. A partir de aquí Sonia Castedo toma las riendas de la entrevista, llega un punto donde incluso el público aplaude sus afirmaciones y en este instante, la ex-alcaldesa como buena política, venga el ataque de donde venga, ella, que sí sabe torear, hace honor a sus palabras. Mientras, sus émulos sin aun saberlo, siguen desorientados afirmando hechos incorrectos e interpretando informaciones nada contrastadas. Sinceramente un circo totalmente lamentable.
Respondiendo a la pregunta de Ana Terradillos he de decirle que sí. Claro y alto para cualquiera que lea este post, sepa que en Alicante sí tenemos buenos políticos, los tenemos dentro de las diferentes ideologías políticas, y no es bueno ir confundiendo lo errores de unos, con los aciertos de otros.
Lo siguiente, como diría la canción, no es una declaración de amor. Cualquiera que me conoce sabe mi independencia política. Como ciudadana de Alicante ha habido decisiones de mi alcaldesa con las que no he estado de acuerdo y como bien dejé constancia en esta bitácora las pueden leer en el siguiente post: Morir matando.
Sra. Terradillos en Alicante dentro del Partido Popular hay concejales a destacar por su labor a lo largo de este mandato, personas con cargos públicos sin imputaciones, sin resquicios de corrupción y le invito a que descubra la lista y siga conociendo la labor de los que siguen. Averigüe el trabajo diario que desempeña Carlos Castillo concejal de Fomento, Empleo y Servicio Jurídico o Belén González concejal de Comercio, Mercados e intermediación, descubra a Luis Barcala concejal de Sanidad, Consumo y Medio Ambiente y siga, siga la lista. Señora Ana Terradillos no juzgue a todos con la vara de medir generalista. Sea profesional, infórmese y posteriormente siga haciendo su trabajo.
Volviendo a las intenciones no sería justo que solo hiciera critica a lo mejorable, también hubo momentos de lucidez. Jaime Gonzalez lo dijo cristalino «Un político tiene que tener un plus» y efectivamente, por ello los delitos de un político, no pueden tener las mismas consecuencias judiciales que una persona privada, porque el político es elevado a una condición superior para representar a una mayoría con una responsabilidad mayor sobre sus actos. Sin embargo, en este punto Sonia Castedo ya andaba segura entre tierras movedizas, no como al inicio de la entrevista, cuando Sandra Barneda se enfrenta a Castedo poniéndola en su sitio, al no consentir la misma generalización hecha por su homónima hacia los políticos, con respecto a la tergiversación de información de sus compañeros periodistas.
Cuando uno va a un programa de televisión, con un formato como el de Un tiempo Nuevo, uno sabe a lo que se enfrenta aunque no conozca los detalles. Sonia Castedo tenía sus intenciones claras. Si había sido pábulo de las noticias nacionales y los programas tertulianos, que mejor lugar para dar la cara a su estilo y su forma. Lo dijo claro, «si me atacan me defiendo» y que mejor que hacerlo en un programa nacional un sábado por la noche. Sonia ha cometido muchos errores, ella misma lo reconoce. Pero como ella misma dice, ella tiene su manera de hacer política y esa misma peculiaridad es la que le ha puesto a los pies de los caballos.
Hay un matiz ausente en la frase de Sonia Castedo «He sido y soy políticamente incorrecta y no voy a dejar de serlo porque no puedo cambiar, ni quiero. Yo soy así«.
Y ese matiz es el del saber ¿Sabe Sonia Castedo cambiar? Saber conlleva aprendizaje y el aprendizaje requiere humildad. Está claro que, si ella no quiere, no hay nada que hacer. Porque poder si uno quiere tiene viabilidad.
Conformarse con el «Yo Soy así» conlleva aferrarse a un pasado que cada uno sacamos a relucir cuando nos conviene y esto se resume, en una palabra: evasión. Siempre que queremos evitar cierto tipo de actividades o ignorar algún defecto de nuestra personalidad podremos justificarnos con un «Yo soy» y cada vez que los utilizamos, damos credibilidad a algo que hemos sido ayer, y cuanto más tiempo mantenemos dicha creencia, terminamos por creer que son inamovibles y en ese preciso momento presente, ya somos un producto acabado destinado a seguir siendo lo que somos para el resto de nuestras vidas. Las etiquetas nos permiten evitar el riesgo y el difícil trabajo incomodo de tratar de cambiar, por ello también perpetúan los comportamientos que los provocan y esto, sencillamente se convierte en un círculo vicioso.
Cada uno somos el producto de la suma total de nuestras elecciones. El programa elige audiencia, los comentaristas continuidad, la protagonista justicia y la audiencia quiere acción, no un mar de intenciones. La audiencia quiere hechos. Quiere programas de calidad con buenos profesionales. Quiere políticos con ausencia de halos de corrupción. La audiencia en definitiva quiere entretenimiento. Pero háganlo todos, con el máximo respeto.