El 22 de septiembre presentamos en el VII Congreso Internacional de Comunicación Política y Estrategia de Campaña «La Política Emocional del 2019» Este trabajo está orientado a ofrecer recursos y alternativas a los candidatos para las próximas elecciones municipales. autonómicas y europeas que concurrirán en mayo de 2019.
La importancia de la gestión emocional y competencias del candidato es clave para el éxito de cualquier campaña electoral y este trabajo requiere tiempo y entrenamiento.
Siempre nos ha gustado comparar la política con el deporte. Si estás leyendo esta entrada voy a preguntarte tres escenarios:
1º Eres de los que ¿no haces deporte?
2º De los que ¿haces deporte esporádicamente?
3º De los que ¿haces deporte habitualmente?
Fíjate con tres preguntas y un criterio podemos hacer una segmentación de los lectores de este post. La experiencia nos dice que siempre nos vamos a encontrar tres tipos de candidatos de cara a unas elecciones:
El que es un paracaidista. Aquel que acaba de aterrizar en la política. que aporta un gran valor por su experiencia y conocimiento, aunque no conoce ni entiende los entresijos de las política. Por ejemplo, Pedro Duque, Ministro de Ciencia, Innovación y Universidades de España.
El que es un apuntador. Aquel que lleva mucho tiempo en política, se sabe el guion, aunque nunca lo ha emitido y por lo tanto carece de experiencia publica.
El corredor de fondo. Aquel que lleva tiempo en la actividad pública, conoce el contexto en el que se mueve y sabe que se enfrenta de nuevo a un maratón, es decir, a unas nuevas elecciones.
Se dice que el tiempo estimado de entrenamiento para un maratón internacional como el Martin Fiz, suele estar en tres meses. Los que nos dedicamos a la gestión de campañas electorales y al entrenamiento de candidatos sabemos que prepararse para unas elecciones tiene un calendario más amplio. El vértigo que se vive en una campaña electoral da poco margen para el aprendizaje y el desarrollo. Nos hemos dado cuenta, que muchas estrategias fallan por la incoherencia existente entre lo que el candidato dice y lo que el candidato siente.
La política igual que un maratón, despierta una mezcla de amor-odio. Por todas las partes implicadas. Cualquier político que se precie ha experimentado deslealtad, impotencia, engaño, agotamiento, indiferencia o traición. La política es superación. Superación diaria. A ser político se aprende y se entrena.
Se puede ser un buen político sin una carrera universitaria, la respuesta es sí. Se puede ser un buen político sin muchas otras competencias, sí. Sin embargo, no se puede ser un buen político cuando uno no tiene el afán de aprender, la actitud de avanzar y la humildad de aceptar.
Aquí las emociones del candidato toman un papel importante, ya que influyen en sus decisiones y como consecuencia en sus acciones. Y hay que aprender a gestionarlas.
¿Cómo lo hacemos? Parando- Pensando- Analizando y Actuando. Y los políticos que usan estos cuatro pasos obtienen ventaja frente al resto, ya que aprenden a adaptarse a los cambios de su entorno de una manera natural. La política es movimiento y requiere entrenamiento, enfocado a la persona antes que, al perfil político.
«Todo parece imposible hasta que se hace» decía Nelson Mandela. Y ahora toca trabajar con nuestros candidatos cambiando el paradigma de cómo obtenemos respuestas. Cuando estamos con un candidato necesitamos aprender a utilizar menos los “por qué” de las cosas y más los “para qué” ya que las respuestas que obtenemos son completamente diferentes y facilitan el avance de nuestro cliente. Mientras que en los “por qué” encontramos siempre una justificación y mantiene en el pasado a nuestro político, en el “para qué” obliga a nuestro candidato a centrarse en el propósito y objetivo que desea.
No olvidemos que en una campaña electoral el único objetivo real es que la papeleta diga SI
Sabiendo que lo importante son los para qué. ¿Para qué nos sirve un buen entrenamiento político? Para que el político se conozca mejor. Para que el político adquiera recursos. Para que el político tenga confianza en lo que hace. Para que el político se empodere y así tenga la oportunidad de dar lo mejor de sí. Y lo haremos a través de 25 competencias y habilidades personales.
¿Recuerdas el momento abanico de Soraya? Ha sido muy criticado, porque en política no estamos acostumbrados a introducir nuevos recursos asentados en el aprendizaje del político. Existen herramientas de crecimiento personal que ayudan a nuevos estilos de comunicación. No todo es solo saber dar un buen discurso. También es tener recursos para conectar con todo tipo de personas.
El momento abanico fue de los pocos en que Soraya conectó con TODO el auditorio. ¿Sabéis como lo consiguió? Porque utilizo los tres sistemas de representación, es visual, el kinestésico y el auditivo. No hubo nadie en ese auditorio que no conectara con ella. Por ello, os invito a aprender más sobre diversas herramientas que son muy útiles y ayudan al candidato. PNL Enegragrama, Análisis transaccional, Feedback 360, Test MBTI, constelaciones familiares o psicología positiva entre otras, todas ellas integradas en el Método P.P.A.A.
El Método P.P.A.A se distingue por integrar en un solo proceso herramientas y conocimientos de diversas disciplinas. Es una ventaja para el desarrollo competencial del político y en esta tesis aportamos una parte, centrándonos en el desarrollo de competencias y habilidades para el liderazgo político y en las emociones que provocan.
25 competencias son la clave del buen desarrollo político. ¿Son necesarias todas ellas? No. ¿Son importantes? Sí. Según el contexto político del candidato. No es lo mismo prepararse para ser candidato a la alcaldía de un municipio de 7000 habitantes, que para una comunidad autónoma o para el presidente de gobierno. No es lo mismo ni se requieren las mismas competencias y habilidades.
¿Qué es lo primero que debe hacer un político? Parar. Es necesario romper la fase de inmovilización, que conlleva no hacer nada diferente, por miedo a perder poder o aparentar debilidad. Entrar en una fase de apertura y compromisos donde se desarrollen acciones que generen cambios.
Un político que no cesa en su actividad para reflexionar y cuestionarse cosas, termina profesionalizándose dentro de la política, y su experiencia política termina siendo la ineficacia política.
A veces, buenas decisiones, no bien ejecutadas, aportan el efecto contrario. Que hubiera pasado si en vez de quitar, hubiera puestos lazos rojos…. Ahí lo dejo. Este sería otro debate.
El político necesita Pensar hacer una mayor reflexión sobre quién es, qué quiere, cómo lo quiere y con quién lo quiere. Si Albert Rivera hubiera dado respuesta a estas preguntas, hubiera tomado una decisión diferente. Posiblemente, si Albert hubiera sido coherente con su discurso, y hubiera actuado al igual que en la Región de Murcia y en la Comunidad de Madrid no hubiéramos tenido una moción de censura. Es una opinión personal, creo que “el miedo” le traicionó. Y miedo no es debilidad, miedo en este caso es no calibrar la posición al plantearla por estar hablando de ejecutarla a al presidente del gobierno. La historia se hubiera escrito de forma diferente. Y sí, seguro que ha sido un aprendizaje para el mismo Rivera y por supuesto para todos aquellos que nos movemos en el contexto político.
Cuando un político entiende la necesidad de mejorar sus competencias personales, indudablemente, arranca la campaña con ventaja respecto a sus adversarios. No olvidemos que no hay mayor adversario político que uno mismo.
Si paramos y pensamos, lo siguiente es Analizar. Cuando analizamos surgen las posibilidades de acción. Analizar conlleva calibrar las opciones y buscar alternativas y ahí es donde comienza a escribirse la hoja de ruta o plan de acción del candidato.
¿De qué está harta la sociedad? De la percepción de que todos los políticos son iguales. Y aunque no lo son, lo aparentan. Por lo tanto, si un político quiere gobernar y ser respetado, no puede ser una calcomanía de otro, y si no, que se lo pregunten a Pedro Sánchez en sus primeros quince días de gobierno y comunicación, donde su imagen con su perrita “Turca” emulaba a Obama con su perro “Bo” por no hablar del momento “Gafas” “Avión” “Kennedy”.
Y ¿cuál es el motivo? Que el miedo a ser diferentes, les lleva mimetizarse de tal forma que muchas veces pierden el sentido incluso de su propio ideario político o incluso están mal asesorados. Como asesores es importante que no realicemos las mismas estrategias que hemos hecho con otros clientes porque nos funcionó, ¿sabéis el motivo? Porque ni es la misma, persona, ni es el mismo partido, ni es el mismo contexto, ni la ciudadanía piensa igual. Tampoco debemos usar las mismas estrategias de otros, no es lo mismo inspirarse que plagiar, ya que el resultado aporta desconfianza y el resultado esperado se convierte en inesperado. Ocasio de Nueva York versus Alegría de Zaragoza.
Si volvemos a la esencia del candidato, es importante que como político empiece a cuestionarse ¿A quién se dirige? ¿Qué quiere transmitir? o ¿Cómo quiere ser recordado? Pues dando respuesta a estas y otras preguntas, se puede definir el tipo de político que quiere ser y el tipo de política que necesita hacer.
Ahora nos toca Actuar, es decir, pasar a la acción. Aquí es donde instauramos los nuevos aprendizajes y se pone en práctica todo lo aprendido.
Es importante que los hechos y no las palabras vendan la política. Hacer no es sinónimo de lograr. Hacer es dar posibilidad al logro. Hoy en día cuenta más el resultado que la palabra. Importan más las acciones que los eslóganes.
Importan más las personas que las siglas. Importan incluso las formas.Y no nos olvidemos que el adversario también se forma y se entrena para ejercer e implementar una mejor política. Por ello, no hay que ser cándidos y anticiparse a ese cambio, compartiendo realidades en vez de juicios de valor.
En definitiva, gestionar lo bueno es fácil, incluso divertido y apasionante, sin embargo, saber gestionar lo difícil, lo complejo es lo que posiciona a las personas adecuadas en situaciones concretas y esto también forma parte de la validez de un político dentro de la sabiduría de hacer política.
Descubrirse como persona para ejercer como político, ofrece sensatez a su ejercicio, a la vez que genera confianza en el gobierno, en el equipo, en el partido y como consecuencia en el ciudadano.
La confianza enamora e incluso a la inversa también tiene validez. Un candidato que quiera vivir la política de una forma eficiente, a la vez que equilibrada emocionalmente, tendrá que mantener la constancia del aprendizaje.
La política requiere superación continua. El liderazgo político no se legisla se construye.